Todos los caminos llevan a Roma… o no?

Septiembre de 2018. Empezaba a conocer y aplicar el concepto de Networking, cuando me llamó mi amigo Joakim (https://www.joakimvivas.com/) para presentarme a Felipe (linkedin.com/in/felipeatehortúa), coach y formador en habilidades personales. Nos encontrábamos desayunando en una terracita de Sant Cugat, cuando me dio su visión sobre el cambio de vida profesional que yo estaba iniciando.

De toda la conversación que tuvimos, me quedé con una de sus reflexiones: “imagina que has iniciado un viaje de Barcelona a Roma. Te marcas una ruta, más o menos recta y estudias las paradas. ¿Pero crees que al final la ruta va a ser la que has previsto? ¿Estás seguro de que llegarás a Roma?”.

En aquel momento no entendí muy bien lo quería decir, pero pasados dos años, he descubierto que tenía mucho sentido. Os explico porqué.

 

 

Si buscáis la ruta más corta Barcelona – Roma, por ejemplo en coche, sabréis que vais a hacer 1357 km y que váis a pasar por ciudades como Marsella, Génova o Florencia. Imaginad que iniciáis la ruta pero cuando llegáis a Nimes, decidís que ya habéis visto bastante zona de costa y que ahora preferís algo más de interior y ver otro tipo de paisajes como Grenoble, Turín o Bolonia. Llegaréis al mismo objetivo, pero con una experiencia diferente que puede igualar o superar las expectativas iniciales.

También, puede suceder que llegáis por ejemplo a Grenoble, encontráis vuestro sitio ideal y decidís quedaros o consideráis no seguir con el viaje (igual porque no ha cumplido las expectativas) y volvéis al inicio desde donde empezasteis.

Así pues, durante mi nuevo “viaje” profesional he tenido sensaciones parecidas. Me planteé una ruta inicial y tenía muy claro el fin, pero a medida que he participado en proyectos diferentes, me he formado en diferentes áreas y he vivido nuevas o renovadas emociones, mi hoja de ruta ha cambiado.

 

Y este cambio no sólo ha superado mis expectativas si no que me ha aportado unos aprendizajes y reflexiones que quiero compartir con vosotros:

  • Crea tu ruta inicial y busca una meta final. Te centrará y te motivará a empezar el nuevo viaje.
  • A pesar de que quieras hacer un giro radical a tu vida profesional, no desprecies toda la experiencia adquirida en proyectos anteriores. Seguro que parte de lo que hayas aprendido te servirá en algún momento del nuevo trayecto.
  • Abre tu mente y sé valiente para vivir nuevas y diferentes aventuras. No las prejuzgues ni te infravalores para enfrentarte a ellas. ¡Una actitud positiva te va a ayudar!
  • Durante el trayecto tendrás momentos en los que sentirás que los resultados no son los esperados. No los consideres un fracaso, transfórmarlos en aprendizajes.
  • Escoge aquellas paradas (formaciones, proyectos, clientes…) que te generen emociones positivas (ilusión, alegría, curiosidad, …). ¡Elige desde el corazón!
  • Y si un día el viaje ves que ya no tiene sentido, no tengas miedo a volver al punto de partida. Ya no serás el mismo que empezó la aventura, tendrás nuevos conocimientos y vivencias, que te harán sentir y actuar de forma diferente.