Un antes… y un después

 

Un lunes cualquiera y después de 15 años trabajando, el despertador no suena para decirme: “levanta que hay que ir a currar”. Te encuentras ante una sensación muy extraña con mezcla de sentimientos intensos que te conducen a pensar que lo has perdido todo. 

Después de unos días de duelo y ante la nueva situación de incertidumbre que supone empezar una nueva vida, hice una reflexión sobre qué había hecho y también, por primera vez, qué quería hacer.

No fue un reto fácil, ya que tuve que borrar el miedo, dejar mi baja autoestima atrás y cambiar ciertos objetivos como gustar a todo el mundo o seguir un guión que yo no había escrito. No encontraba ni fórmulas, ni instrucciones para volver de nuevo al camino, pero repasando toda mi experiencia anterior (entrenando equipos de baloncesto, asesorando clientes o gestionando equipos de trabajo), me di cuenta que en todos ellos había un denominador común: formar, comunicar y transmitir. Era el momento de evolucionar.

Este nuevo desafío me ha llevado a focalizar la mirada en proyectos donde se prioricen las personas y los equipos, proyectos coherentes con mis valores y que permitan mantener mi esencia y naturalidad. Ahora mi trabajo está enfocado en la consultoría y en la formación en empresas, tanto en contenidos técnicos (sector eléctrico, procesos de atención al cliente…) como en habilidades comunicativas y de gestión de equipos, utilizando una metodología dinámica y participativa basada en transmitir de forma sencilla, práctica y empática.

Os puedo asegurar que el camino vale la pena, es una aventura en la que he descubierto grandes tesoros: habilidades personales sin potenciar, seguridad en mí mismo, mirada abierta y flexible…

Este post es una reflexión personal con el objetivo de facilitarte el camino si te encuentras en una misma situación.  ¡Espero que te ayude a valorar tu antes y visualizar tu después!