El valor de tus valores
EL VALOR DE TUS VALORES
Todos los valores que he aprendido gracias al deporte son valores que me han servido para afrontar la vida, me han ayudado a ser mejor persona. Este impacto positivo lo he utilizado siempre dentro de mi carrera profesional, tanto en la gestión de equipos como ahora en la formación.
Muchas veces hago referencia a conocidos deportistas como modelo a seguir por los valores que transmiten. Un día, buscando videos inspiradores para una formación, descubrí a una atleta paralímpica que me llamó la atención: Sara Andrés. Ella es una campeona de atletismo, pero lo que yo no sabía era que, realmente, es una supercampeona de la vida. Empecé a leer sobre ella, a seguirla en redes sociales y descubrí que, además de sus logros, podía ser una fuente de inspiración para muchas personas. A mí me ha enseñado cómo se deben tomar decisiones y cómo afrontar proyectos priorizando el respeto por los propios valores.
Su vida y experiencia no os la contaré y prefiero que lo hagáis visitando su web (http://www.saraandres.es) o siguiéndola por redes sociales (instagram: @saraandressport), pero sí que quería contaros como Sara me ha ayudado indirectamente en mi nuevo reto profesional enfocado en la relación con las personas.
Pensando en cómo plasmarlo en un post, identifiqué un hecho muy curioso: cada letra de su nombre lleva implícitos valores o actitudes, que desde mi punto de vista, están latentes en sus proyectos y en su forma de vida. El conjunto de todos ellos ha potenciado el éxito de Sara y por ello quiero compartirlos contigo y animarte a ponerlos en práctica.
S – SUPERACIÓN. Cualquier obstáculo en tu vida debes transformarlo en oportunidad. Haz un reset y no tardes en marcarte nuevos objetivos.
A – ACTITUD POSITIVA. Básica para afrontar los retos, que por difíciles que sean, con optimismo serán más fáciles de superar.
R – RESILIENCIA. Levántate ante las adversidades. No todos los proyectos salen como esperabas, pero pueden ser una oportunidad para aprender y desarrollar habilidades necesarias para enfrentarte a nuevos retos.
A – ACEPTACIÓN. Valora tus puntos fuertes y destaca tus cualidades. No tengas miedo en reconocer tus habilidades menos desarrolladas, tus errores o cuando necesitas ayuda.
A – ALEGRÍA. Intenta llenar de más momentos alegres tu trabajo diario y tus retos profesionales. Muestra tu sentido del humor e incluso sé valiente y ríete de tí mismo ¡es muy sano!. Lo que transmitimos con optimismo, llega con más fuerza a los que tenemos a nuestro alrededor.
N – NATURALIDAD. Sea cuál sea tu proyecto o el interlocutor que tienes delante, muéstrate como tú eres. Generarás confianza y buena impresión.
D – DISFRUTAR. Pon en todos tus proyectos pasión y el máximo de corazón. Concentra toda tu energía en lo que estás haciendo y no pienses en lo que estás dejando de hacer.
R – REALISMO. Piensa a quién te diriges y qué puedes aportar. Adáptate a las circunstancias y a los recursos que tengas. ¡Ah y no vendas humo!
E – EMPATÍA. No oigas, escucha. No veas, observa. Descubre cuáles son las necesidades de tu equipo o de tu público. Muéstrales todo aquello en lo que se puedan identificar. Adapta tu discurso, tu metodología e incluso tus objetivos para hacerles sentir bien.
S – SONRISA. No la pierdas nunca. Aunque haya dificultades o malas experiencias, cuando afrontes un reto, hazlo con una sonrisa. Y si ésta no te sale, plantéate que igual no estás en el proyecto adecuado.
Ahora te propongo un juego: visita la web de Sara, mira sus videos, entrevistas, redes sociales… y además de emocionarte, valora tú mism@ si lo que te he contado lo puedes identificar. Cuando lo hagas, ¡dame tu feedback en este post o en cualquier otro de mis canales de comunicación!
Un antes... y un después
Un antes… y un después
Un lunes cualquiera y después de 15 años trabajando, el despertador no suena para decirme: “levanta que hay que ir a currar”. Te encuentras ante una sensación muy extraña con mezcla de sentimientos intensos que te conducen a pensar que lo has perdido todo.
Después de unos días de duelo y ante la nueva situación de incertidumbre que supone empezar una nueva vida, hice una reflexión sobre qué había hecho y también, por primera vez, qué quería hacer.
No fue un reto fácil, ya que tuve que borrar el miedo, dejar mi baja autoestima atrás y cambiar ciertos objetivos como gustar a todo el mundo o seguir un guión que yo no había escrito. No encontraba ni fórmulas, ni instrucciones para volver de nuevo al camino, pero repasando toda mi experiencia anterior (entrenando equipos de baloncesto, asesorando clientes o gestionando equipos de trabajo), me di cuenta que en todos ellos había un denominador común: formar, comunicar y transmitir. Era el momento de evolucionar.
Este nuevo desafío me ha llevado a focalizar la mirada en proyectos donde se prioricen las personas y los equipos, proyectos coherentes con mis valores y que permitan mantener mi esencia y naturalidad. Ahora mi trabajo está enfocado en la consultoría y en la formación en empresas, tanto en contenidos técnicos (sector eléctrico, procesos de atención al cliente…) como en habilidades comunicativas y de gestión de equipos, utilizando una metodología dinámica y participativa basada en transmitir de forma sencilla, práctica y empática.
Os puedo asegurar que el camino vale la pena, es una aventura en la que he descubierto grandes tesoros: habilidades personales sin potenciar, seguridad en mí mismo, mirada abierta y flexible…
Este post es una reflexión personal con el objetivo de facilitarte el camino si te encuentras en una misma situación. ¡Espero que te ayude a valorar tu antes y visualizar tu después!